El mapa que no es un mapa

Published on: March 31, 2017 | Reading Time: 5 min | Last Modified: March 31, 2017

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Cuando doy charlas sobre cartografía colaborativa y OpenStreetMap suelo empezar con un pequeño ejercicio, le pido a todos los asistentes que intenten dibujar un mapa del entorno en el que nos encontramos. Con esto intento explicarles que cada mapa por separado seguramente no es lo suficientemente completo para que alguien que no conozca el lugar tenga toda la información que podría necesitar, pero que si los pudiésemos juntar todos en uno sólo entonces sí ya tendríamos un mapa completo y detallado de toda la zona.

El problema que tendría ese mapa único es que estaría dibujado a mano, partiendo simplemente del conocimiento que todas estas personas tienen en su cabeza. Para hacernos una idea aproximada nos podría valer, incluso podríamos sacar algunas conclusiones a partir del mismo, podríamos ver que edificios importante hay, las paradas de transporte público, las calles, etc, etc… el problema de ese mapa sería que las distancias y las proporciones de las cosas no estarían muy correctas, incluso las formas seguramente se alejarían bastante de la realidad.

Podéis probarlo en casa e intentar hacer de memoria un mapa de alguna zona que conozcáis muy bien, quizás donde vivís, quizás donde trabajéis o estudiéis y vayáis todos los días, la ruta que hacéis para llegar allí o lo que se os ocurra. Podríais hacer el mismo ejercicio con algún territorio más grande, quizás con vuestra ciudad, por ejemplo, o más grande aún, la provincia, la comunidad, el país, el continente, el mundo…

Si cogieseis esos mapas dibujados y los comparaseis con los originales, a través de mapas en papel o digitales, ¿cuál creéis que sería el resultado? seguramente y dependiendo de vuestra habilidad para el dibujo se parecerían más o menos, pero seguramente también las distancias, proporciones y demás estarían mal.

Si seguimos con el ejercicio y pudiésemos llegar a olvidar que alguna vez hemos visto un mapa, en papel o en la gran cantidad de servicios digitales que hoy en día tenemos al alcance de la mano en nuestro móvil o en la pantalla de nuestro ordenador, y sólo nos pudiésemos guiar por lo que conocemos de la realidad a través de vivir en ella y de desplazarnos por nuestro pueblo o ciudad… ¿cómo creéis que saldría el mapa entonces? ¿se parecería en algo a la realidad?

Y si continuamos complicando la cosa y en lugar de intentar dibujar, sin haberlo visto antes en un mapa, nuestro pueblo, ciudad o simplemente el barrio en el que vivimos, lo que intentamos es dibujar el barrio, pueblo o ciudad de alguien a quien conocemos, sólo en base a lo que esa persona nos cuenta… ¿se llegaría a parecer en algo a la realidad?

Todo este rollo de ejercicios imposibles, cada vez más complicados, viene para intentar ponerse por un momento en el lugar de los primeros cartógrafos de la historia y pensar con que medios contaban para hacer mapas. Hoy en día, con las tecnologías que tenemos y con satélites fotografiando todo el planeta es fácil, relativamente, hacer mapas que muestren la realidad tal y como es, pero los mapas existen de mucho antes que estas tecnologías y reflejaban la realidad con precisión. Los cartógrafos se guiaban por lo que conocían y sobre todo por lo que otros les contaban de sus viajes, por donde habían ido, lo que habían visto… y con esa información eran capaces de hacer mapas que reflejaban la realidad, al menos la conocida hasta ese momento.

El mapamundi de Ptolomeo

El título del post viene por este mapa del mundo de Ptolomeo, que podéis ver en la imagen y que en realidad no es un mapa. ¿Por qué?

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Pues porque en realidad Ptolomeo nunca dibujó un mapa del mundo, pero sí dejo escritas unas instrucciones detalladas de como hacerlo, y siguiendo esas instrucciones muchos años más tarde se hizo este mapa. Lo increíble de todo esto, al menos para mí, es que Claudio Ptolomeo vivió entre los siglos I y II, como veis bastante antes de que ni siquiera se soñase que se podía sacar un aparato del bolsillo y contemplar con detalle el mundo a tiempo real.

Ptolomeo, se cree que trabajó en la famosa biblioteca de Alejandría, y entre otros muchos trabajos escribió una obra llamada Geographia, en la que describe con detalle el mundo de su época. Se conservaron los escritos pero no así ningún mapa, por lo que en realidad no se sabe si realmente llegó a hacerlos o no. Lo que sí se sabe es que tenía un sistema de latitud y longitud con el que detallaba las ubicaciones de muchos lugares conocidos en la época, y que cuando fue redescubierto su manuscrito, alrededor del 1300, basándose sólo en sus sistema de coordenadas e instrucciones fue posible reconstruir su visión del mundo en un mapa.

En el mapa se pueden ver dos grandes mares, aparentemente encerrados, el Mediterráneo y el en realidad océano Índico. Se reconoce Europa, Oriente Medio, India e incluso China. Lógicamente hay zonas muy deformadas respecto a como sabemos que son hoy en día, sobre todo África e India, y también el propio Mediterráneo aparece mucho más grande de lo que en realidad es, pero sin embargo la parte Europea si se asemeja y guarda unas buenas proporciones.

Una curiosidad es que Ptolomeo, por contra a otros cartógrafos de la época, incluía concepciones teóricas sobre lo que debería haber en zonas que en realidad no conocía. Se cree que esto tuvo influencia en el descubrimiento de América, por ejemplo, ya que Colón fundó gran parte de su teoría de alcanzar las Indias gracias a este mapa.

Lógicamente Ptolomeo cometió errores en sus teorías y en su mapa, sin embargo, teniendo en cuenta la época y los medios de que se disponían, el avance en cartografía que trajo su obra fue brutal. Hoy en día hablamos de conceptos revolucionarios en relación a los mapas y a la explotación de ellos como fuente de información y análisis. Todos estos avances actuales, en gran parte, se los debemos a la tecnología, sin embargo, todos los avances que durante toda la historia de la cartografía nos han ido llevando hasta el momento actual, se los debemos en gran medida a las genialidades y a las mentes como la de Ptolomeo y muchos otros.