Los mapas se dibujan, esa es la teoría al menos. Seas tú en tu casa con un lápiz y un papel, un niño que empieza a dar sus primeros trazos o un cartógrafo experto convertir el mundo en un pedazo de papel con una proyección y una escala determinada es un proceso que necesita ser realizado por alguien.
Sin embargo, el mapa de la imagen se creó de una forma bastante diferente, se dibujó a sí mismo. La idea nace en facebook como parece obvio por el logo y los colores, se puede reconocer fácilmente la proyección de Mercator, la más conocida y habitual en los mapas, y también la mayoría de continentes, muchos países y apurando hasta fronteras. Sin embargo está incompleto, ¿dónde están por ejemplo los países asíaticos? ¿y qué pasa con Rusia? ¿por qué África es casi una silueta y en cambio Estados Unidos y la mayor parte de Europa están mucho más recargados?, ¿dónde está el truco?
Para responder a todas estas preguntas, tenemos que irnos al año 2010, a la sede de Facebook y buscar a Paul Butler, por aquel entonces becario en la compañía y que cogió toda la base de datos de usuarios de la misma, unos 500 millones en ese momento, y decidió unir las coordenadas geográficas de los mismos con las de cada persona con la que estaban relacionados en esta red social. El resultado es el mapa que tenemos delante, que en realidad no es tal mapa sino un montón de líneas que se cruzan entre coordenadas geográficas, un diagrama de relaciones humanas que se convirtió en mapa.
De hecho nuestro amigo Paul se esperaba descubrir tras el proceso una maraña de líneas de forma amorfa, sin embargo a medida que se iba generando y veía como se iban definiendo continentes y países en su cara se iba dibujando poco a poco una mueca de sorpresa. Lo que aparecía delante de él era un mapa que se estaba dibujando a sí mismo, o en realidad un mapa dibujado por 500 millones de cartógrafos y que representaba sus relaciones.
Entre los datos que se pueden plasmar en un mapa, quizás las relaciones humanas no están entre los primeros que se nos puedan ocurrir. Este mapa es una prueba más de que en realidad cualquier dato se puede poner en un mapa, y es que a pesar de que la literatura científica sobre geografía y mapas diga que hasta un 80% de la información que nos rodea es geográfica, la realidad nos dice que no es el 80% sino el 100%, prueba de ello es el experimento del bueno de Paul, quien por cierto explica todo este proceso en su blog, y que sin duda vale la pena leer.