En esta serie hablamos muchas veces de los cartógrafos, esas personas encargadas de hacer mapas, de poner sobre un trozo de tela o papel una imágen lo más parecida a la realidad del mundo, en forma de líneas, puntos y áreas, con colores, con sombras, con dibujos hasta de seres mitológicos. Sin embargo hay también mapas que son hechos por gente que ni siquiera es consciente de que los está haciendo.
Vivimos en una era donde gracias a la tecnología de la que disponemos, la información es la protagonista, y como todo lo que ocurre, lo hace en algún sitio, la información geográfica es la actriz principal. Que levante la mano quien esté leyendo esto y no lleve encima o tenga cerca un dispositivo que mida todo lo que hace durante el día, un teléfono móvil, un reloj con GPS, una pulsera de esas denominadas inteligentes…
Si eres una persona usuaria de los servicios de la gran G y tienes un móvil con Android o cualquier otro dispositivo con GPS asociado a tu cuenta, te invito a que visites el apartado de cronología de Google Maps con tu usuario. En la mayoría de los casos lo que estarás viendo es un mapa de tus movimientos por el planeta, lo sitios en los que has estado, en que días, como te has ido desplazando de un sitio a otro, etc, etc…
¿Inquietante? Sí, la verdad es que sí, pero no es el objetivo de este texto hablar de como las grandes compañías manejan hoy en día más información sobre nosotros que nosotros mismos. Imagina que pudieses ver no sólo tus movimientos sino los de todo el mundo, y ver donde han estado. Simplemente con representar esa información mediante coordenadas geográficas tendrías delante de ti un mapa del mundo, formado por millones de puntos. Una cartográfia precisa hecha por gente que ni siquiera era consciente de lo que estaba haciendo.
Los cartógrafos que no saben que lo son
Así de primeras no parece fácil pensar que cualquier persona va a compartir de forma pública su posición y sus movimientos ¿a qué no?. La verdad es que yo no conozco ningún caso, ni a mi se me ocurre ir siempre compartiendo en todo momento de forma pública donde estoy, el camino que sigo para ir al trabajo, a hacer recados, etc… y no imagino que nadie quiera hacerlo voluntariamente… salvo que hablemos de deporte.
En este caso sí que es habitual ver como la gente publica por donde ha salido a correr o por donde ha montado en bicicleta. Cualquier aplicación que podemos instalar hoy en día en nuestros teléfonos dedicada a registrar la activada deportiva que realizamos, decirnos la distancia que recorremos, el ritmo, etc, guarda también las posiciones por las que pasamos mostrando un mapa con todos nuestros movimientos, mapa que luego compartimos en redes sociales por ejemplo.
Este tipo de aplicaciones nos convierten a todos en cartógrafos, al ir trazando casi sin saberlo puntos y líneas en la geografía que después se pueden situar en un mapa, o que incluso pueden crear un mapa desde cero.
Algunas de estas aplicaciones atesoran tal cantidad de información geográfica que podrían y de hecho lo hacen crear mapas simplemente mostrándola. El mapa que ilustra este post es un mapa de calor con los recorridos de las actividades que la gente almacena en una de las más conocidas, Strava.
Miles de personas utilizan esta aplicación, al igual que otras muchas, para registrar sus entrenamientos, sus salidas en bicicleta o incluso sus paseos. Además de proporcionar mucha información al usuario como los kilómetros recorridos, el ritmo, la velocidad, la altitud, y los puntos por los que pasan, también la almacenan internamente. Con toda esta información es fácil poder hacer un mapa sin mucho esfuerzo, simplemente mostrándola.
La era de la información en la que vivimos hace que cualquier persona con un dispositivo conectado en el bolsillo, pueda ser a la vez o dependiendo de la situación un corresponsal de prensa informando mediante las redes sociales, un canal de televisión publicando vídeos, un agente de tráfico informando de atascos o incluso un cartógrafo.