De la Tierra al navegador: entendiendo la base de los mapas web

14 de agosto de 2025

Si estás empezando a trabajar con mapas en la web, probablemente tu primer impulso será abrir una librería como OpenLayers, Leaflet o MapLibre y cargar tus datos. Y está bien. Pero antes de ver nada en pantalla, puede que aparezcan palabras que suenan algo misteriosas: proyección, WGS84, EPSG:3857, coordenadas geográficas, sistema de referencia

Entender qué significan estos conceptos te ahorrará muchos quebraderos de cabeza. Porque antes de representar datos geográficos en la web, hay que entender una idea clave: el planeta en el que vivimos no es fácil de convertir en un plano.

La Tierra no es una esfera perfecta. De hecho, se parece más a una patata: está achatada por los polos, algo abultada por el ecuador y llena de irregularidades causadas por la gravedad, las montañas y los océanos. Esa forma tan real pero complicada se llama geoide, y aunque describe bien cómo es el planeta, resulta imposible de usar directamente en los cálculos de un mapa.

Para simplificar las cosas, se utiliza una superficie más regular llamada elipsoide de referencia. Es una figura matemática que se ajusta al geoide, pero lo bastante sencilla para trabajar con ella. Existen varios elipsoides, pero hoy el más usado es el WGS84, el mismo que emplea el GPS y la mayoría de servicios de mapas en línea.

Con el elipsoide definido, necesitamos una forma de localizar puntos sobre él. Para eso se usan las coordenadas geográficas, que indican la latitud (posición norte-sur) y la longitud (posición este-oeste). Por ejemplo, 43.333°N, -8.317°O nos lleva a Oleiros, en Galicia. Es un sistema perfecto para referirse a lugares sobre el globo, pero poco práctico para dibujarlos en una pantalla, porque los ordenadores trabajan con coordenadas planas (x, y).

Y aquí llega el paso más importante: convertir una superficie curva en un plano. Este proceso se llama proyección cartográfica.Imagina intentar aplanar la piel de una naranja sobre una hoja de papel: tendrás que estirar, cortar o deformar algo. Con la Tierra pasa lo mismo. Cada proyección elige qué quiere conservar (las distancias, las áreas, los ángulos…) y qué está dispuesta a deformar. No hay una proyección perfecta, solo la más adecuada según el uso.

La proyección Web Mercator

En el mundo del webmapping, la proyección más común es la Web Mercator, una adaptación moderna de la proyección creada por Gerardus Mercator en el siglo XVI. Es la que utilizan Google Maps, OpenStreetMap, Bing Maps, y casi todos los visores actuales.

Su gran ventaja es que permite mostrar todo el planeta como una cuadrícula continua y realizar zoom progresivo sin interrupciones, lo que resulta ideal para aplicaciones interactivas. Internamente, Web Mercator transforma las coordenadas de latitud y longitud en metros usando el elipsoide WGS84, y “recorta” la Tierra a una latitud máxima de ±85°. Esto evita que las zonas cercanas a los polos se estiren infinitamente.

El inconveniente, claro, es la distorsión: los objetos cercanos a los polos se ven mucho más grandes de lo que son. Groenlandia parece casi tan grande como África, cuando en realidad África es unas 14 veces mayor. Por eso, aunque Web Mercator es práctica, no es la proyección adecuada para hacer cálculos de superficie o distancia.

Aun así, su sencillez y compatibilidad la han convertido en el estándar de facto en los mapas web. Cuando ves un mapa en línea, lo más probable es que esté en EPSG:3857, el código oficial de esta proyección.

Sistemas de referencia: el idioma de los mapas

Cada combinación de elipsoide, proyección y unidad de medida forma lo que se conoce como un sistema de referencia espacial. Podemos imaginarlo como el “idioma” que usan los datos geográficos para decirle al mapa dónde se encuentra cada punto.

Un sistema de referencia se compone, generalmente, de tres partes:

  1. Datum o marco de referencia: define la forma y posición del elipsoide respecto a la Tierra real. Por ejemplo, el WGS84 es un datum global.
  2. Proyección cartográfica: establece cómo se transforma la superficie curva del elipsoide en un plano (por ejemplo, Mercator, UTM, Lambert, etc.).
  3. Unidades de medida: indican en qué se expresan las coordenadas (grados, metros, pies…).

Estas tres piezas juntas determinan cómo deben interpretarse las coordenadas de un archivo o servicio geográfico. Por ejemplo:

Saber en qué sistema están tus datos, y cuál usa tu mapa, es esencial para que todo encaje. Si no coinciden, los puntos aparecerán desplazados, a veces cientos de kilómetros fuera de lugar. Por suerte, la mayoría de librerías modernas permiten gestionar estos sistemas de forma automática.

¿Qué hacen las librerías web con todo esto?

Una buena noticia: no necesitas preocuparte demasiado por las transformaciones.
Librerías como Leaflet, OpenLayers o MapLibre están pensadas para que los datos “simplemente funcionen”.

La mayoría de los mapas en la web utilizan Web Mercator (EPSG:3857), pero muchos conjuntos de datos, APIs o servicios de datos abiertos vienen en EPSG:4326, es decir, con latitudes y longitudes en grados. ¿Cómo es posible que ambos se entiendan?

La clave está en que los dos sistemas comparten el mismo elipsoide, WGS84.
Eso significa que la relación entre coordenadas geográficas (grados) y proyectadas (metros) es directa y fácil de calcular matemáticamente. Cuando una librería como OpenLayers recibe datos en 4326, no necesita hacer una transformación geodésica compleja, sino una simple conversión de grados a metros en la proyección Web Mercator.

En la práctica, es como si el mapa y tus datos hablaran el mismo idioma con distinto acento: basta una pequeña traducción. Por eso puedes pasar coordenadas en 4326 y ver cómo se dibujan correctamente sobre un mapa base en 3857, sin que aparezcan desplazadas ni deformadas.

Ahora bien, cada librería gestiona esto de forma un poco diferente:

En resumen, las tres librerías coinciden en que Web Mercator es su lenguaje común, y todas pueden mostrar datos en 4326 sin problemas. La diferencia está en cuánta ayuda ofrecen si trabajas fuera de ese “idioma estándar”.

En resumen

Cuando trabajas con mapas web, tus datos siguen un camino que va desde la forma real del planeta hasta el plano del navegador:

Tierra → Geoide → Elipsoide → Coordenadas → Proyección → Mapa

Comprender esta secuencia te ayudará a evitar errores y, sobre todo, a entender qué está ocurriendo “debajo del mapa”.

En siguientes artículos veremos cómo llevar estos conceptos a la práctica: cómo cargar datos, elegir proyecciones y crear tus propios mapas interactivos.

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