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Este post bien podría ser la continuación del anterior, estos días el tema lesiones me tiene un poco obsesionado. La cosa va mejor, después de dos semanas sin correr y con tratamiento la cosa mejora, de hecho la próxima semana empezaré a trotar suave.
Quedan dos meses para el ironman así que en principio hay tiempo, han sido dos semanas de semi-parón, justo en el punto en que debería estar empezando a trabajar las transiciones, corriendo justo después de la bici para acostumbrar al cuerpo a trabajar en fatiga. Pero bueno, si la cosa va bien y estos días no me molesta corriendo, como digo queda tiempo suficiente.
Una vez que tengo el diagnóstico y el tratamiento y que la cosa parece que va mejorando, le estoy dando vueltas a la causa. Con el ironman la carga de entrenamiento este año ha sido más alta, y además con los duatlones, entre equipos e individuales, sobre todo corriendo le di mucha caña al cuerpo. Me estaba encontrando muy cómodo corriendo, y mejorando bastante mis tiempos, y creo que eso al final me pasó factura.
La importancia del “core”
Correr o montar en bici es divertido si te gusta. Ya sea para desconectar, por entrenamiento o por lo que sea, salir a correr o coger la bici es divertido, estás al aire libre, corres por la ciudad o sales con la bici por zonas chulas, vas con otra gente, charlando, muchas veces echándote unas risas…
Además solemos tener la creencia de que para mejorar corriendo hay que correr más o para mejorar en la bici hay que salir más. En parte lógicamente es así, pero hay muchas más cosas que intervienen para mejorar, desde la alimentación, pasando por la técnica corriendo o el core. La alimentación de la que ya he hablado algo creo que la cuido, y la técnica es parte de mi entrenamiento, pero el core… bueno digamos que el gimnasio no es una de mis pasiones.
Cuando corremos o cuando montamos en bici, y también cuando nadamos, los músculos que intervienen son diferentes, no todos, en algunos casos son los mismos claro, pero aún así trabajan de una forma distinta en cada deporte. Lo que siempre tenemos en común es el denominado core, la base principal de nuestro cuerpo que soporta a todo el resto. Cuando corremos son las piernas las que soportan el mayor esfuerzo, pero necesitamos de los músculos de las caderas y del abdomen para estabilizar todo el conjunto, para poder realizar la técnica adecuada y en definitiva para que los músculos de las piernas trabajen como deben y no sufran lesiones.
Creo que en gran medida eso es lo que me ha pasado a mí, pero estoy intentando poner remedio. Y es que no sólo en el gimnasio se trabaja el core, sino que podemos hacerlo en casa con ejercicios sencillos jugando con el propio peso del cuerpo para generar resistencia. Es cuestión de coger el hábito (dicen que hay que hacer algo 21 días seguidos para convertirlo en un hábito), buscar una tabla de ejercicios que nos guste, en Internet se pueden encontrar muchísimas, y acostumbrarnos a incluir esa rutina en nuestra vida nos, puede ayudar mucho para correr mejor y mejorar.
Yo llevo dos semanas en ello y la verdad es que me ha ayudado mucho en la recuperación de la lesión, una semana más y se convertirá en hábito en teoría. El hecho de darse de bruces con esto y haber estado lesionado creo que ayudará también.